En 1934, Varzi ganó la carrera porque, en el último repostaje, Ferrari le hizo montar neumáticos especiales. En 1947, el mítico Nuvolari estuvo a punto de ganar con un pequeño Cisitalia 1100, pero la lluvia en la parte final del recorrido favoreció al Alfa Romeo de Biondetti, que tenía la carrocería cerrada.
Nuvolari tenía más de media hora de ventaja, cuando rompió la suspensión. La victoria de Moss en 1955 tuvo truco: Jenkinson, su acompañante, llevaba una tabla con las curvas más peligrosas apuntadas y señalaba a su piloto la velocidad a la que debían tomarse. Se dieron otras picardías, como la de apagar las luces de noche, para que el competidor que estaba delante no supiera que le estaban ganando terreno.
Tras el trágico accidente de 1957, el Automóvil Club de Brescia aún mantuvo vigente la organización de la carrera, reconvertida en prueba de regularidad, antes de renunciar a ella.
Ésta se recuperó en la década de 1990, como carrera de regularidad reservada a vehículos históricos; una caravana que despertó admiración por la categoría y el estado de conservación de los que coches que participan en esta prueba, la más importante del mundo reservada a este género de vehículos, y en la que participen de forma habitual nombres que han sido muy importantes en el automovilismo deportivo, Jakye Ickx fue, por ejemplo, un participe habitual de esta manifestación.
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Originally posted 2010-05-21 18:55:22.