Hay pilotos que, sin ser campeones del mundo, han forjado una leyenda. Gilles Villeneuve es el mejor ejemplo de ello. Solo seis victorias en seis temporadas bastaron. El canadiense levantaba entusiasmo por su sentido de la velocidad, su conducción intensa, su espectacularidad y su derroche de facultades. Posiblemente hubiera llegado a ser campeón del mundo si la muerte no se hubiera cruzado en el camino en 1982. Quince años después, su hijo, Jacques, conquisto al titulo en el nombre del padre.
Su sentido del equilibrio, su pasión por batirse, y su simbiosis con la velocidad hicieron de Gilles Villeneuve un piloto excepcional. Cuando debuto con un Mclaren en el Gran Premio de Gran Bretaña, en 1977, era un perfecto desconocido, que no entro en los puntos por un problema de temperatura. Pero aquella actuación le abrió las puertas de Ferrari. Nunca un piloto de Formula 1 ha tenido una trayectoria tan ligada e inseparable de los bólidos rojos, tampoco ninguno fue nunca tan apreciado por el Commendatore, Enzo Ferrari, hasta el punto de que su numero, el 27, hubiera sido retirado de las parrillas de salida si en Formula 1 se efectuasen estas operaciones el estilo de las competiciones de la NBA.
Gilles solo llevo el 27 en sus ultimas temporadas, y solo gano dos grandes premios con el, el de Monaco y el España, en el Jarama de 1981 domino de principio a fin con otros cinco pilotos a su rueda, sin darles la mínima oportunidad de intentar siquiera adelantarse. Actuaciones como esa o el increíble duelo que mantuvo con Rene Arnoux en Dijon, en 1979, cuando ambos circularon durante medio circuito en paralelo, le grajearon la simpatía de los aficionados.
Posiblemente en otro equipo hubiera conquistado muchas victorias, pero en aquellos años, de 1978 a 1982, la Ferrari no era precisamente el coche mas fiable, su agresiva conducción (se decía que iba mas tiempo derrapando que en línea recta) hizo que muchas veces perdiera tiempo con algún cambio imprevisto (pero previsible) de neumáticos.
Su primera victoria la consiguió en 1978, en casa, en el Gran Premio de Canadá, cuyo circuito lleva hoy un nombre. Su mejor temporada fue la de 1979, en la que consiguió tres victorias, aunque solo pudo ser subcampeón tras su compañero de equipo Jody Schekter. Continúa…
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Originally posted 2009-02-14 21:06:20.