Graham Hill es recordado por todos como el señor de Monaco por sus cinco victorias en el difícil trazado del Principito. Pero este flemático personaje merece la atención por muchas más cosas. No solo por sus dos títulos mundiales de Formula 1, sino porque fue el único piloto que consiguió la llamada triple corona: es decir, fue Campeón del Mundo de Formula 1 y vencedor en las 500 Millas de Indianapolis y las 24 Horas de Le Mans.
Para el póquer solo le falto el Rallye de Montecarlo, prueba en la que participo en dos ocasiones. Hill fue un personaje fuera de serie, increíble, y si no fue más popular se debe simplemente a que le toco convivir con dos monstruos de los que fue compañero de equipo, Jim Clark y Jackie Stewart. En cierta forma, Hill fue el último dandi de la Formula 1: elegante, irónico y, ante todo, un verdadero gentleman.
Quería vivir cien años para tener tiempo de gozar de todas sus aficiones, pero su trayectoria se quebró cuando solo contaba cuarenta y seis. Un accidente de aviación, a causa del mal tiempo, cuando regresaba a Londres después de las primeras pruebas del coche que llevaba su nombre, acabo con uno de los personajes mas entrañables de la Formula 1.
Hill era un piloto esencialmente seguro. En toda su carrera, al contrario de los que es habitual, solo tuvo dos accidentes graves. Uno en Montjuic, cuando su Lotus 49 (y poco después el de Rindt) despego en el rasante y se empotro contra las vallas, y otro, en Estados Unidos, al explotarle un neumático y volcar, saliendo despedido del coche y fracturándose la rodilla. Continúa…
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Originally posted 2009-04-25 22:11:00.