Cuatro títulos del mundo, 51 victorias y un sueño por cumplir: crear su propio equipo de Fórmula 1. El equipo francés es, sin duda, uno de lo más grandes pilotos de la historia de la Fórmula 1; gano sus coronas peleando con rivales de la talla de Niki Lauda y Ayrton Senna. El austriaco fue, para él, el gran maestro; el hombre que le hizo madurar. El brasileño, el enemigo a quien se niega incluso el saludo.
Como piloto ha sido, sin duda, uno de los más grandes de la historia. Pero su carácter le ha traicionado demasiadas veces, incluso desde los inicios. Quizá, por ello, no ha llegado todavía mucho más lejos; las ansias de ganar y ese rechazo a los fracasos (que siempre hizo recaer sobre las espaldas de terceros) le jugaron malas pasadas en la vida.
No escarmentaba. «Me repugna dar una imagen ideal de un persona que no soy. Sé que tengo cosas buenas y lados oscuros, tanto en privado como en público. Pero soy así», se justificaba.
Su leyenda negra lo acompañó casi desde sus inicios. En 1975 no dudó en romper la nariz de un certero puñetazo al belga Francois Goldstein, que la había ganado en la final del Campeonato del Mundo en karting. Un año después controlo la Formula Renault de forma absoluta: doce victorias sobre trece carreras. Sólo falló en la última, por un problema se encendido que desencadenó su cólera, argumentando que había sido víctima de un sabotaje.
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Originally posted 2009-09-08 03:12:30.